Actualmente conocemos tres sistemas de representación: sistema diédrico, sistema axonométrico y perspectiva cónica. Los dos últimos hacen perceptibles para todas las personas los elementos directamente en tres dimensiones. El primero es más complejo, pues como explicamos al comienzo de este blog, es necesario desarrollar una capacidad visual espacial que haga que seamos capaces de transformar esos elementos descompuestos en dos dimensiones en un volumen de tres dimensiones.
Sistema diédrico: Representa los objetos en dos dimensiones que son la planta y el alzado, divididos por una línea a la que llamamos línea de tierra y que como su propio nombre indica nos marca donde está el plano horizontal del suelo. La imagen siguiente sería la representación de un octaedro en sistema diédrico.
Sistema axonométrico: Representa los objetos en tres dimensiones y existen tres subsistemas que son: la perspectiva isométrica (a) que es aquella en la que todos los ángulos que forman los ejes son iguales y miden 120 grados, la perspectiva caballera (b) en la que uno de los ángulos colindantes al eje vertical tiene 90 grados (y al que se le suele aplicar un coeficiente de reducción en el eje que forma 145 grados de 0.8) y la perspectiva militar (c) que es similar a la caballera sólo que el ángulo con 90 grados es el que se forma en el plano horizontal y que nos da una visión desde arriba de la figura.
Sistema cónico: La gran diferencia entre el sistema axonométrico y el cónico es que, en este último, aún siendo un sistema de representación en 3d las medidas no son reales, aunque sí proporcionales. Sin embargo, la representación que realiza es mucho más realista porque es así, con el sistema cónico, con el que nosotros vemos y, por tanto, es así como percibimos realmente los objetos.